Introducción a las aflatoxinas y la terapia de frecuencia
Las aflatoxinas son sustancias tóxicas producidas por ciertos tipos de mohos, en particular el Aspergillus flavus y el Aspergillus parasiticus.
Estas micotoxinas son conocidas en todo el mundo como importantes contaminantes de alimentos y piensos.
Su descubrimiento se remonta a principios de los años 60, cuando se identificaron por primera vez en los cacahuetes, lo que provocó un brote masivo de intoxicación animal.
Definición y propiedades
Las aflatoxinas pertenecen a un grupo de sustancias químicas conocidas como micotoxinas.
Estos compuestos no sólo son resistentes al calor, sino también químicamente estables, lo que dificulta su eliminación de los alimentos contaminados.
Hay distintos tipos de aflatoxinas, siendo las más importantes la aflatoxina B1, B2, G1 y G2.
De ellas, la aflatoxina B1 es la más común y también la más tóxica.
Infección y propagación
La contaminación por aflatoxinas se produce principalmente a través del consumo de alimentos infectados.
Los alimentos más frecuentemente afectados son los frutos secos, el maíz, el arroz y las especias.
Sin embargo, los productos animales como la leche y la carne también pueden verse afectados por el consumo de piensos contaminados.
La propagación de las aflatoxinas se ve favorecida por condiciones cálidas y húmedas, como las de las regiones tropicales y subtropicales.
Importancia para la salud
Las aflatoxinas son extremadamente peligrosas para el ser humano.
Su ingestión puede causar problemas de salud agudos y crónicos.
La intoxicación aguda, también conocida como aflatoxicosis , puede provocar daños hepáticos y, en el peor de los casos, la muerte.
La exposición crónica se asocia a un mayor riesgo de cáncer de hígado y otras enfermedades graves .
El Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC) ha clasificado la aflatoxina B1 como cancerígena para el ser humano.
En las próximas secciones, profundizaremos en las fuentes y la aparición de las aflatoxinas, los riesgos para la salud asociados y los métodos para detectar y regular estas sustancias peligrosas.
Origen y presencia de las aflatoxinas
Las aflatoxinas se encuentran en una gran variedad de alimentos y son un problema mundial, sobre todo en los países en desarrollo y de reciente industrialización.
Las principales fuentes de contaminación por aflatoxinas son los productos agrícolas infestados por las especies de moho Aspergillus flavus y Aspergillus parasiticus.
Estos mohos prosperan especialmente bien en climas cálidos y húmedos, lo que favorece la contaminación en regiones tropicales y subtropicales.
Alimentos frecuentemente afectados
Los alimentos más afectados son los frutos secos, sobre todo cacahuetes y pistachos, y cereales como el maíz y el arroz.
Debido a su composición en nutrientes y a las condiciones de almacenamiento, estos productos proporcionan un entorno de crecimiento ideal para los hongos del moho.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), hasta el 25% de la cosecha mundial se ve afectada por las aflatoxinas, lo que tiene un importante impacto económico.
Las especias, sobre todo el pimentón y la pimienta, también se ven afectadas con frecuencia por las aflatoxinas.
El proceso de secado y almacenamiento de estos productos puede favorecer el crecimiento de mohos Aspergillus.
En el caso de los productos animales, como la leche y la carne, la contaminación puede producirse indirectamente si los animales consumen piensos contaminados.
Los estudios demuestran que la aflatoxina M1, un metabolito de la aflatoxina B1, puede detectarse en la leche de vacas lecheras que han comido piensos contaminados.
Factores medioambientales y condiciones de almacenamiento
En la propagación de las aflatoxinas influyen diversos factores ambientales.
Las altas temperaturas y la humedad proporcionan condiciones óptimas para el crecimiento de los mohos Aspergillus.
Un almacenamiento inadecuado, como una ventilación insuficiente y una humedad elevada, también puede favorecer la formación de aflatoxinas.
Un estudio de la Universidad de Pretoria demuestra que el secado y almacenamiento correctos de los productos contribuyen decisivamente a minimizar el riesgo de contaminación.
El conocimiento de las fuentes y la aparición de aflatoxinas es crucial para desarrollar medidas eficaces de prevención y control.
En las siguientes secciones, exploraremos los riesgos para la salud asociados a la exposición a las aflatoxinas y los métodos para detectar y regular estas sustancias peligrosas.
Riesgos para la salud asociados a la exposición a las aflatoxinas
Los riesgos para la salud asociados a la exposición a las aflatoxinas son importantes y variados.
Estos compuestos tóxicos pueden causar problemas de salud agudos y crónicos que varían en función de la dosis y la duración de la exposición.
Riesgos agudos para la salud
La aflatoxicosis aguda se produce cuando una persona ingiere una dosis elevada de aflatoxinas durante un breve periodo de tiempo.
Los síntomas incluyen náuseas, vómitos, dolor abdominal y mareos. En casos graves, pueden producirse lesiones hepáticas agudas, ictericia e incluso la muerte.
Según un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se han documentado brotes agudos de aflatoxicosis en países como Kenia e India, donde están muy extendidas las condiciones inseguras de almacenamiento y la falta de vigilancia de los alimentos.
Riesgos crónicos para la salud
La exposición crónica a las aflatoxinas, incluso a niveles bajos, supone un riesgo importante para la salud.
La ingestión a largo plazo puede provocar graves daños hepáticos y aumentar considerablemente el riesgo de cáncer de hígado.
La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) clasifica la aflatoxina B1 como carcinógeno del Grupo 1, lo que significa que es cancerígena para el ser humano .
Un estudio de los Institutos Nacionales de Salud de EE.UU. (NIH) demuestra que la exposición crónica a la aflatoxina también puede debilitar el sistema inmunitario y aumentar la susceptibilidad a las enfermedades infecciosas.
Efectos en los niños y las mujeres embarazadas
Los niños y las mujeres embarazadas corren un riesgo especial.
Los niños que ingieren aflatoxinas pueden sufrir retraso del crecimiento y trastornos del desarrollo.
Un estudio realizado en Ghana demostró que los niños muy expuestos a las aflatoxinas tenían tasas de crecimiento significativamente más bajas .
Para las mujeres embarazadas, existe el riesgo de que las aflatoxinas dañen al feto y provoquen abortos espontáneos o defectos congénitos. Los riesgos para la salud asociados a la exposición a las aflatoxinas subrayan la necesidad de medidas estrictas de vigilancia y control.
En las siguientes secciones, hablaremos de los métodos para detectar y regular estas sustancias peligrosas, así como de las estrategias para prevenir y mitigar la contaminación.
Detección y medición de aflatoxinas en los alimentos
La detección y medición de las aflatoxinas en los alimentos es un paso fundamental para garantizar la seguridad alimentaria.
Existen varios métodos analíticos para identificar y cuantificar con precisión la contaminación por aflatoxinas.
Estas técnicas son cruciales para verificar el cumplimiento de los límites legales y minimizar los riesgos para la salud.
Métodos analíticos
Los métodos más comunes para el análisis de las aflatoxinas son la cromatografía líquida de alta resolución (CLAR) y el ensayo inmunoenzimático (ELISA).
El método HPLC se caracteriza por su gran precisión y sensibilidad.
Permite separar e identificar los distintos tipos de aflatoxinas, incluidas las aflatoxinas B1, B2, G1 y G2.
Un estudio de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) destaca la fiabilidad de la HPLC en la detección de aflatoxinas en frutos secos y cereales. Las pruebas ELISA ofrecen una alternativa más barata y rápida a la HPLC.
Estas pruebas utilizan anticuerpos para detectar aflatoxinas específicas.
Según un estudio de la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA), las pruebas ELISA son especialmente útiles para controlar un gran número de muestras en poco tiempo.
Dispositivos móviles y portátiles
Además de los métodos de laboratorio, los dispositivos móviles y portátiles para la detección de aflatoxinas son cada vez más importantes.
Estos dispositivos permiten realizar análisis rápidos in situ, lo que resulta especialmente ventajoso en las operaciones agrícolas y para el control de los alimentos.
Un ejemplo es el inmunoensayo de flujo lateral, que proporciona resultados en sólo unos minutos y no requiere grandes equipos de laboratorio.
Validación y garantía de calidad
La validación de los métodos analíticos es esencial para garantizar resultados precisos y fiables.
Normas internacionales como la ISO 17025 especifican los requisitos que deben cumplir los laboratorios de ensayo para garantizar la calidad y coherencia de los resultados de las pruebas.
Un estudio de la Organización Internacional de Normalización (ISO) destaca la importancia de la validación metódica y la calibración periódica de los dispositivos.
La detección y medición precisas de las aflatoxinas en los alimentos constituye la base de unas medidas eficaces de vigilancia y control.
En la siguiente sección, examinaremos más detenidamente las normas y directrices reguladoras en Alemania.
Normas y directrices reguladoras en Alemania
En Alemania existen normas y directrices reguladoras estrictas para el control de las aflatoxinas en los alimentos.
Estas medidas son cruciales para proteger la salud pública y minimizar la contaminación de los alimentos.
Límites legales
La base jurídica para el control de las aflatoxinas en los alimentos la establece el Reglamento (CE) nº 1881/2006 de la Unión Europea.
Este reglamento define los niveles máximos permitidos de aflatoxinas en varias categorías de alimentos.
Por ejemplo, el valor límite para la aflatoxina B1 en los cacahuetes destinados al consumo directo es de 2 μg/kg. El valor límite para la suma de aflatoxinas B1, B2, G1 y G2 es de 4 μg/kg.
Programas de control
El control de la contaminación por aflatoxinas lo llevan a cabo regularmente las autoridades de control alimentario de los estados federales.
Estas autoridades toman muestras de los minoristas y las importaciones y las analizan en busca de aflatoxinas.
Según la Oficina Federal de Protección del Consumidor y Seguridad Alimentaria (BVL), los resultados de estos programas de control son decisivos para evaluar la seguridad alimentaria y tomar medidas en caso de que se superen los valores límite.
Controles de las importaciones
También se presta especial atención al control de las importaciones procedentes de terceros países, sobre todo de regiones con alto riesgo de contaminación por aflatoxinas.
Productos como los frutos secos, las especias y las frutas desecadas están sujetos a estrictos controles de importación.
Estos controles incluyen comprobaciones de documentos, así como inspecciones físicas y análisis de laboratorio.
Medidas si se superan los límites
Si se superan los límites de aflatoxinas, las empresas alimentarias están obligadas a tomar medidas inmediatas.
Estas medidas pueden incluir la retirada de los productos afectados, su retirada del mercado y la información a los consumidores .
El cumplimiento de estas medidas es supervisado y aplicado por las autoridades competentes.
Investigación y desarrollo
Para minimizar aún más el riesgo de contaminación, el gobierno alemán promueve la investigación para combatir las aflatoxinas.
Proyectos como "MycoSafe-South" pretenden desarrollar métodos innovadores para reducir las micotoxinas en los alimentos y piensos y mejorar la seguridad a lo largo de toda la cadena alimentaria. Las estrictas normas reguladoras y las medidas de control continuo en Alemania desempeñan un papel clave para minimizar la exposición del público a las aflatoxinas y garantizar la seguridad alimentaria.
Estrategias de prevención y mitigación de la contaminación por aflatoxinas
El control y la prevención de la contaminación por aflatoxinas son cruciales para garantizar la seguridad alimentaria y minimizar los riesgos para la salud. Pueden utilizarse eficazmente diversas estrategias para reducir la contaminación a lo largo de toda la cadena alimentaria.
buenas prácticas agrícolas
Un paso esencial para reducir las aflatoxinas empieza en el campo.
La aplicación de buenas prácticas agrícolas (BPA) incluye la selección de variedades de plantas resistentes, la rotación adecuada de cultivos y el uso de controles biológicos como los mohos antagonistas que inhiben el crecimiento de las especies de Aspergillus.
Un estudio de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) demuestra que el uso de BPA puede reducir la contaminación por aflatoxinas hasta un 80%.
condiciones optimizadas de cosecha y almacenamiento
después de la cosecha, es crucial secar y almacenar correctamente los productos.
La humedad debe mantenerse al mínimo para evitar la aparición de mohos. El secado mecánico y el uso de sistemas de ventilación ayudan a mantener baja la humedad en los almacenes.
Según un estudio de la Universidad de Pretoria , mantener unas condiciones óptimas de almacenamiento puede reducir significativamente el índice de contaminación.
Intervenciones biológicas y químicas
Los métodos biológicos, como el uso de cepas de Aspergillus no tóxicas que actúan como competidoras de las cepas tóxicas, son prometedores.
Los tratamientos químicos, como el uso de ozono o ácidos orgánicos, también pueden inhibir el crecimiento de mohos y la producción de aflatoxinas.
Un estudio del Instituto Internacional de Agricultura Tropical (IITA) destaca la eficacia de estos métodos.
Seguimiento y formación
El seguimiento regular y la formación de los agricultores y productores de alimentos son componentes cruciales de la prevención.
Mediante la formación, se puede educar a las partes interesadas de la cadena alimentaria sobre los riesgos y los métodos de prevención de las aflatoxinas. Programas como "MycoSafe-South" apoyan a los agricultores de las zonas de riesgo mediante formación y asistencia técnica.
Educación del consumidor
Por último, la educación de los consumidores también desempeña un papel importante.
Los consumidores informados pueden contribuir a reducir la contaminación por aflatoxinas comprando productos certificados y probados.
Las campañas y los programas de información pueden ayudar a concienciar sobre los peligros de las aflatoxinas. Una combinación de estas estrategias puede reducir eficazmente la exposición a las aflatoxinas , lo que conduce a un suministro de alimentos más seguro y a mejores resultados sanitarios .
Bibliografía:
https://flexikon.doccheck.com/de/Aflatoxin
https://de.wikipedia.org/wiki/Aflatoxine
https:// www.laves.niedersachsen.de/startseite/lebensmittel/ruckstande_verunreingungen/ aflatoxina-contenido-de-varios-alimentos-134526.html
https://www.lgl.bayern.de/ alimentos/química/toxinas del moho/aflatoxinas/index.htm
https://www.ages.at/mensch/ ernaehrung-lebensmittel/rueckstaende-kontaminanten-von-a-bis-z/aflatoxina
https:// www.efsa.europa.eu/de/topics/topic/aflatoxins-food
https://utopia.de/ratgeber/aflatoxin-wiedas- hongos-venenosos-en-los-alimentos/
https://www.knauer.net/de/Lebensmittelanalyse-mit-HPLC/ análisis-de-micotoxinas-y-aflatoxinas
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