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El cáncer de testículo en pocas palabras

El cáncer de testículo es un cáncer maligno de testículo y es uno de los tumores malignos más frecuentes que afectan a los hombres de entre 20 y 40 años. Afecta sobre todo a los hombres que sufrieron testículos no descendidos, los llamados testículos inguinales, en su infancia. Pero los factores genéticos, las células precancerosas en los testículos (TIN) y los problemas de fertilidad también aumentan el riesgo de desarrollar cáncer de testículo.

¿Cómo puedes prevenir el desarrollo del cáncer de testículo?

Los urólogos recomiendan que los hombres se sometan a exploraciones periódicas de ambos testículos. Si un hombre tiene un mayor riesgo de desarrollar cáncer de testículo debido a su disposición genética, por ejemplo, también es aconsejable que un urólogo le haga una ecografía anual. De este modo, aumentan las probabilidades de que el carcinoma testicular se detecte en una fase temprana del cáncer.

El cáncer de testículo suele aparecer como una hinchazón y/o endurecimiento indoloro del testículo. A veces también puede haber dolor testicular, pero esto no indica necesariamente un carcinoma testicular. Sin embargo, cualquier hinchazón y/o induración indolora debe aclararse mediante una ecografía realizada por un urólogo.

¿Cómo se diagnostica el carcinoma testicular?

El cáncer de testículo suele diagnosticarse durante una ecografía. También puede realizarse como parte de un diagnóstico rutinario, por ejemplo para aclarar un trastorno de la fertilidad. Pero también en caso de ganglios linfáticos inflamados en el abdomen o metástasis en los pulmones, el médico siempre realizará un examen de los testículos para descartar un carcinoma testicular.

Además de los hallazgos ecográficos, el carcinoma testicular también puede diagnosticarse por valores sanguíneos anormales. En concreto, las proteínas y enzimas alfafetoproteína (AFP), gonadotropina coriónica humana (HCG) y/o lactato deshidrógeno (LDH) se encuentran aumentadas en el cáncer testicular, pero no indican necesariamente un carcinoma testicular. Los valores de AFP ligeramente elevados también se dan en fumadores, mientras que los valores de LDH también pueden elevarse tras el trabajo físico. Sin embargo, si los valores sanguíneos no muestran ninguna irregularidad, esto no significa que no haya carcinoma testicular. No obstante, el médico no prescindirá de ningún análisis de sangre, ya que los valores de laboratorio siempre proporcionan información sobre el tipo de cáncer testicular y desempeñan un papel importante en la selección del procedimiento terapéutico.

¿Cómo se trata el carcinoma testicular?

El carcinoma testicular suele extirparse quirúrgicamente. Esto implica anestesiar al paciente y hacer una incisión en la ingle para exponer el cordón espermático y el testículo del lado afectado del cuerpo. El urólogo examina el testículo expuesto para ver si se trata de un tumor maligno. En caso de duda, se puede hacer una incisión congelada y tomar una muestra de tejido. Si el tumor resulta ser maligno, se extirpan el testículo afectado y el cordón espermático. Sin embargo, también se toma tejido del testículo sano mediante una pequeña incisión en el escroto para excluir formas precancerosas o tratarlas en una fase temprana. El escroto ahora vacío puede rellenarse con un implante de prótesis testicular. El implante de prótesis testicular consiste en una almohadilla de silicona que se adapta al tamaño del testículo sano y sirve exclusivamente para fines estéticos.

La duración de la operación suele ser de entre 60 y 90 minutos. El paciente permanece en el hospital entre 2 y días. Si durante la operación se descubre que el carcinoma testicular ya se ha extendido a muchas metástasis, después de la operación se continúa con la quimioterapia. Si el tumor es bastante pequeño, puede no ser necesario extirpar todo el testículo.

Sobre todo los hombres jóvenes, para los que aún no se ha completado la planificación familiar, deben recibir información detallada sobre la llamada criopreservación. Se trata de la congelación de esperma, que puede almacenarse en el depósito de congelación durante un periodo de tiempo ilimitado y utilizarse para el tratamiento de la fertilidad. La criopreservación suele realizarse antes de la cirugía o, como muy tarde, antes de la radioterapia o la quimioterapia. En Alemania, sin embargo, los costes de la crioconservación no suelen estar cubiertos por el seguro médico legal o privado, por lo que recaen sobre la paciente. No obstante, se prevén cambios en la ley.

Cuidados posteriores al cáncer testicular

Los testículos son responsables de la producción de hormonas masculinas (testosterona) y de la producción de esperma. Estas dos funciones también pueden ser realizadas por un solo testículo sano. Sin embargo, es aconsejable comprobar los niveles de testosterona en los exámenes periódicos de seguimiento, para diagnosticar precozmente una posible deficiencia de testosterona. Si es necesario, puede solicitarse un suplemento de testosterona con preparados en gel o inyecciones de depósito.

Dentro del tratamiento de seguimiento, se realiza un TAC además de una ecografía, ya que es el método más preciso para detectar metástasis. Dado que el paciente se expone a una carga de radiación nada desdeñable durante el TAC, este examen necesario se reduce al mínimo. De lo contrario, existe el riesgo de desarrollar las llamadas segundas neoplasias (tumores inducidos por la radiación).

Perspectivas de curación

En los dos primeros años tras el tratamiento de un carcinoma testicular, existe una alta probabilidad de que el cáncer reaparezca. Por eso las revisiones periódicas suelen ser a los tres meses. Durante esta revisión, no sólo se realiza una ecografía del testículo sano, sino que también se extrae sangre. Después del 5º año de seguimiento, sólo se realiza un examen anual por un urólogo si la evolución de la enfermedad es discreta.