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¿Qué es el carcinoma uracal?

El carcinoma uracal es una forma de tumor agresivo y maligno (maligno), pero poco frecuente, que afecta a las vías urinarias. El tumor se da con más frecuencia en hombres que han alcanzado los 50 años (alrededor del 63%). Sólo entre el 0,5 y el 2 por ciento de todos los tumores de vejiga se deben a un carcinoma uracal. Se divide en una forma primaria quística y otra no quística. El carcinoma uracal suele crecer en el techo de la vejiga, pero también puede desarrollarse en la pared abdominal o en la cavidad abdominal y no causar síntomas durante mucho tiempo.

¿Cómo se desarrolla un carcinoma uracal?

El cáncer se origina en el conducto uracal (uraco), una estructura alargada que se desarrolló durante la fase embrionaria. El uraco incluye el vértice de la vejiga urinaria posterior y se extiende hasta el cordón umbilical. Aunque el uraco se transforma en una pequeña banda después del nacimiento, aún puede encontrarse en aproximadamente un tercio de los adultos. Los signos de un uraco conservado son:

  • inflamación recurrente de la vejiga urinaria y/o del ombligo,
  • producción (aumentada) de mucosidad de la vejiga y/o del ombligo,
  • Hernia umbilical que no se ha diagnosticado como uraco retenido.

Normalmente, sin embargo, el uraco no causa ninguna molestia. Sólo cuando se forman células cancerosas en el uraco se denomina carcinoma uracal.

¿Cuáles son los factores de riesgo de desarrollar un carcinoma del uraco?

Aún no está claro qué factores de riesgo pueden favorecer el desarrollo de un cáncer del uraco. Sin embargo, los médicos sospechan que la inflamación crónica, que conduce a la metaplasia glandular (la transformación de un tipo de célula en otro), también puede causar el desarrollo de un carcinoma más adelante. Sin embargo, la inflamación crónica también puede provocar la retención de moco, que a su vez puede causar un quiste doloroso en la pared abdominal anterior. Esto puede favorecer la aparición de un carcinoma uracal a través del ombligo. Pero el hecho de que quede parte del uraco o todo el uraco aumenta el riesgo de formación de tumores. Además, los médicos han descartado hasta ahora una predisposición genética, factores ambientales o una predisposición familiar al desarrollo de un carcinoma de uraco.

¿En qué estadios se clasifica el carcinoma de uraco?

El carcinoma de uraco se clasifica según la gravedad y agresividad del tumor. El estadio del cáncer se determina en función de los siguientes aspectos

  • la biopsia de la muestra de tejido
  • el tamaño del tumor,
  • los hallazgos tumorales, si los órganos o tejidos vecinos ya están afectados,
  • los hallazgos, si el tumor ya ha hecho metástasis.

¿Cuáles son los síntomas del carcinoma uracal?

El carcinoma uracal suele causar síntomas bastante inespecíficos. Sólo cuando el tumor ha alcanzado estructuras vecinas o ha atravesado la piel o la mucosa pueden aparecer los primeros síntomas. Como el carcinoma uracal suele desarrollarse en la vecindad inmediata de la pared de la vejiga urinaria o de la vejiga urinaria, puede causar macrohematuria, es decir, una coloración roja de la orina. Dado que la sangre en la orina también puede indicar otras enfermedades, siempre hay que consultar a un médico y aclarar la causa. La irritación de la vejiga o las infecciones recurrentes de la vejiga también pueden ser un signo de carcinoma uracal.

Si, por el contrario, el carcinoma de uraco ha crecido en un lugar distinto, por ejemplo dentro del espacio de Retzius, puede dar lugar a otros síntomas, como una secreción umbilical bastante rara por el ombligo (onfalorrea) o mucosidad en la orina (mucusuria).

¿Cómo se diagnostica el carcinoma uracal?

En la mayoría de los casos, el carcinoma uracal suele descubrirse por macrohematuria. Para aclarar este fenómeno, el médico suele realizar una uretrocistoscopia (examen de la uretra y la vejiga). En el 89% de los casos, el carcinoma uroquial puede detectarse mediante este examen, ya que el tumor suele aparecer en el techo o la pared de la vejiga. Además, pueden utilizarse otros procedimientos de diagnóstico por imagen, como la resonancia magnética (RM) o la tomografía computerizada (TC).

Si existe una sospecha fundada de que se trata de un cáncer del uraco, también se solicitará una biopsia. Sin embargo, para obtener el tejido celular, primero debe realizarse una intervención quirúrgica, durante la cual se somete al paciente a anestesia general. La extracción de una muestra de tejido de la vejiga urinaria suele hacerse mediante una resección transuretral (RTU). Consiste en introducir un endoscopio en la vejiga a través de la uretra para extraer una muestra de tejido.

¿Cómo se trata el carcinoma uracal?

Dado que la mayoría de los casos de carcinoma uracal no presentan síntomas durante mucho tiempo, normalmente sólo se descubre en una fase bastante avanzada. Si es posible, el médico que trata al paciente siempre intentará extirpar el tumor por completo mediante cirugía. Si ya hay partes de la vejiga afectadas, también hay que extirparlas. En casos muy raros, puede ser necesario extirpar todo el órgano. Durante la operación, se inserta un reservorio de sustitución, la llamada neovejiga, o se construye un estoma urinario. Se trata de una abertura artificial para orinar. También puede ser necesario extirpar los ganglios linfáticos pélvicos si están agrandados o afectados por el cáncer.

A diferencia de otros cánceres, la quimioterapia sistémica para el carcinoma uracal no sustituye a la cirugía y no puede curar el tumor. Por tanto, la quimioterapia sólo suele utilizarse si el carcinoma uracal se ha extendido a otros tejidos u órganos y/o para prevenir una posible recaída (riesgo de recidiva) tras una intervención quirúrgica satisfactoria.

¿Cuál es el pronóstico del carcinoma de uraco?

Por lo general, el carcinoma de uraco sólo se diagnostica cuando el paciente se queja de los primeros síntomas. Sin embargo, en ese momento, en el 20% de los casos ya no es posible curar el carcinoma de uroquio. Aproximadamente uno de cada tres pacientes sufre una recaída tras la terapia o incluso el tumor se extiende. La tasa de supervivencia a 5 años tras el diagnóstico es del 50%.