¿Qué son los pólipos intestinales?

Los pólipos intestinales son protuberancias de la mucosa intestinal desencadenadas por determinadas enfermedades o que se forman sin una causa identificable. En la mayoría de los casos, los pólipos intestinales permanecen asintomáticos y se descubren durante una colonoscopia. Aproximadamente un tercio de las personas mayores de 60 años desarrollan pólipos intestinales. Los pólipos intestinales suelen extirparse quirúrgicamente (polipectomía) como medida de precaución, porque pueden convertirse en cáncer intestinal.

¿Cómo se desarrollan los pólipos intestinales y qué formas pueden adoptar?

Los pólipos intestinales suelen formarse en el intestino grueso y/o en el recto. En el 70% de los casos, están formados por un tipo de tejido, como el tejido glandular de la mucosa intestinal, y constituyen los llamados adenomas. Un adenoma es una estructura celular benigna que, sin embargo, puede degenerar en cáncer. Por lo general, los pólipos pueden tener una forma plana en la mucosa intestinal, estar unidos a la mucosa intestinal mediante un pedúnculo o tener un aspecto desgreñado. Los médicos también distinguen entre pólipos individuales o la presencia de numerosos pólipos de colon (poliposis).

¿Cuáles son los distintos tipos de pólipos de colon?

Los médicos distinguen entre las siguientes formas de pólipos intestinales:

• pólipos intestinales neoplásicos: Se trata, por ejemplo, de un adenoma que se forma en el intestino sin ninguna causa reconocible.
• pólipos intestinales no neoplásicos: Esta forma de pólipos intestinales está causada, por ejemplo, por una inflamación. Los pólipos intestinales no neoplásicos incluyen, por ejemplo, los pólipos hamartomatosos, que surgen de células germinales dispersas y suelen ser congénitos.
• Lipomas: surgen de células de tejido adiposo.

¿Cómo pueden prevenirse los pólipos intestinales?

Dado que los pólipos intestinales son más frecuentes en los países occidentales que en las regiones asiáticas, por ejemplo, los médicos sospechan que los estilos de vida occidentales contribuyen al desarrollo de pólipos intestinales. Esto incluye alimentos demasiado grasos y ricos en azúcar, así como un mayor consumo de alcohol y nicotina. Además, también pueden contribuir la falta de ejercicio y factores genéticos como la poliposis adenomatosa familiar (PAF), bastante poco frecuente.

¿Qué síntomas provocan los pólipos intestinales?

En la mayoría de los casos, los pólipos intestinales no causan ningún síntoma. Sin embargo, si existe la llamada poliposis, es decir, si hay muchos pólipos en el intestino, el paciente puede sufrir diarrea y calambres abdominales. Como los pólipos intestinales pueden sangrar ocasionalmente, el paciente también puede notar una coloración rojiza en las heces. En la mayoría de los casos, sin embargo, la sangre no es visible a simple vista y sólo puede detectarse mediante los llamados análisis inmunológicos de heces (iFOBT). También es posible que los pólipos intestinales desencadenen síntomas de anemia, que incluyen sensación de mareo o debilidad.

¿Cómo se diagnostican los pólipos intestinales?

Los pólipos intestinales suelen diagnosticarse por casualidad, por ejemplo mediante una colonoscopia. Por eso, especialmente a una edad avanzada, debe hacerse una colonoscopia con regularidad, porque los pólipos intestinales no suelen causar molestias, pero aumentan el riesgo de cáncer intestinal. En algunos casos, los pólipos intestinales en el recto ya pueden visualizarse mediante una ecografía o incluso palparse mediante un tacto rectal (TDR).

¿Cómo se tratan los pólipos intestinales?

Los pólipos intestinales pueden degenerar en cáncer, por lo que el médico los extirpará mediante una colonoscopia (polipectomía) como medida de precaución. El procedimiento exacto depende del tamaño de los pólipos intestinales. Si el pólipo mide menos de cinco milímetros, normalmente puede extirparse con pinzas de biopsia. En cambio, los pólipos intestinales más grandes pueden extirparse con una pinza eléctrica, siempre que no se asienten directamente sobre la mucosa. En este caso, es necesaria una colonoscopia con una pequeña intervención quirúrgica (microcirugía endoscópica transanal, TEM).