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Vacunas COVID: Se detectan picos de proteínas en el núcleo celular y daños en el ADN

El virus Corona (SARS-CoV-2) mantiene en vilo a la población desde hace casi dos años. La pandemia resultante no sólo ha afectado gravemente a la economía mundial, sino que también se ha cobrado muchas vidas. Desde entonces, científicos de todo el mundo han estado investigando febrilmente una opción de tratamiento adecuada.

La vacuna COVID, que se utilizó por primera vez en diciembre de 2020, se convirtió rápidamente en un faro de esperanza para la vuelta a la normalidad. Pero la vacuna ARNm, que se utilizó por primera vez, es muy diferente de las vacunas utilizadas hasta ahora y no está exenta de polémica. Mientras que una vacunación convencional inmuniza el cuerpo humano administrando el respectivo agente patógeno muerto, la vacunación COVID transcribe el ADN (es decir, el material genético humano) del núcleo celular en ARNm. El ARNm contiene el modelo de la denominada proteína de la espiga. Esta proteína espiga es la razón por la que las personas infectadas por COVID desarrollan síntomas.

Se supone que la vacunación contra el COVID forma anticuerpos contra la proteína espiga y, por tanto, protege a las personas de la infección por COVID, al menos ese es el plan. Sin embargo, un estudio de científicos de la Universidad de Estocolmo publicado en octubre de 2021 demostró que las proteínas de espiga pueden penetrar en el núcleo celular y causar daños duraderos en el ADN que allí se encuentra.

¿Qué papel desempeñan las proteínas espiga en la infección por COVID-19?

El patógeno Sars-CoV-2 utiliza específicamente la denominada proteína espiga para acoplarse a las células humanas e introducir así el virus COVID en las células. A esta conclusión ya habían llegado los investigadores que llevaron a cabo las primeras investigaciones in vitro en células humanas y encontraron proteínas espiga en las células de personas gravemente infectadas por Corona en particular. El estudio de los científicos de la Universidad de Estocolmo también demostró que la proteína espiga daña la capacidad del ADN de repararse a sí mismo. Esto también explica los cursos graves de COVID, ya que la proteína de la espiga perjudica al sistema inmunitario natural.

Sin embargo, dentro de la vacuna corona, la proteína espiga adquiere un papel nada desdeñable. La vacuna Covid 19 lleva el modelo de la proteína de la espiga del virus Corona. Mediante un código, se supone que la vacuna COVID reproduce la proteína espiga y estimula así su producción para inducir la inmunización. En su estudio, los investigadores de la Universidad de Estocolmo han mostrado los posibles efectos secundarios de esta vacuna basada en la proteína espiga.

El sistema de reparación del ADN se ve afectado por la vacunación COVID

El Departamento de Microbiología Clínica y Virología de la Universidad de Umeå y los biólogos moleculares del Departamento de Biociencias Moleculares de la Universidad de Estocolmo descubrieron en su investigación que las proteínas de espiga pueden dañar permanentemente el funcionamiento del ADN. En concreto, la capacidad de repararse a sí mismo se ve afectada por la proteína espiga.

Junto con el propio sistema inmunitario del organismo, este sistema de reparación del ADN es un importante mecanismo de protección contra las enfermedades infecciosas. Esto se debe a que la formación de glóbulos blancos, los llamados linfocitos B y T, es esencial para combatir eficazmente una infección. Las células B y T son, por así decirlo, los glóbulos blancos del sistema inmunitario. Tanto el ADN como el sistema inmunitario intervienen de forma crucial en la formación de glóbulos blancos. Si se producen muy pocos glóbulos blancos o si se inhibe el crecimiento de las células B y T, se produce una inmunodeficiencia. A su vez, un sistema inmunitario intacto favorece el desarrollo de enfermedades infecciosas.

¿Daños en el ADN por la vacunación COVID?

Los investigadores del estudio de Estocolmo afirman haber llegado exactamente a esta conclusión, a saber, que la proteína de la espiga socava el sistema de reparación del ADN y el sistema inmunitario humano adaptativo in vitro. Así pues, la vacunación COVID pondría en marcha un mecanismo que, mediante la formación de las proteínas espiga, permitiría que la propia inmunidad del organismo se viera perjudicada al disminuir la reparación del ADN. Especialmente en personas de edad avanzada o en personas con un sistema inmunitario ya debilitado, esta circunstancia puede tener efectos devastadores y provocar graves cursos de COVID-19.

Posible aumento de la formación de tumores

La capacidad del ADN para repararse a sí mismo no sólo es importante para el propio sistema inmunitario del organismo. El ADN también es capaz de reparar por sí mismo cualquier error, las llamadas mutaciones. Si esta función se ve alterada por un sistema de reparación del ADN defectuoso, puede que las mutaciones ni siquiera se reconozcan y, por tanto, no puedan repararse. Demasiadas mutaciones, a su vez, dan lugar a tumores o enfermedades genéticas.

Dado que los investigadores de la Universidad de Estocolmo ven que el sistema de reparación del ADN está alterado por la formación de la proteína espiga, temen que la vacunación COVID pueda contribuir a aumentar la formación de tumores.

¿Qué consecuencias deben extraerse del estudio de Estocolmo?

Los investigadores de la Universidad de Estocolmo ven graves efectos secundarios en la producción de proteínas espiga completas por la vacunación COVID. Por tanto, sugieren que en el futuro sólo se utilicen determinadas partes de la proteína espiga en la vacunación COVID. Si no se produce la proteína espiga completa, esperan que la vacunación sea más segura y eficaz.

El estudio de Estocolmo - Resumen

El agente Sars-CoV-2 del virus Covid utiliza la denominada proteína pico para acoplarse a las células humanas e introducir así el virus COVID en las células. La vacuna Covid 19 lleva el plano de la proteína pico del virus Corona en forma de código. De este modo, se supone que la proteína espiga se replica y se estimula su producción para establecer una inmunidad natural contra el COVID.

Sin embargo, investigadores de la Universidad de Estocolmo han descubierto recientemente que la proteína espiga también afecta al sistema de reparación del ADN. Junto con el propio sistema inmunitario del organismo, éste es uno de los mecanismos humanos de protección más importantes contra las enfermedades infecciosas. Ello se debe a que el ADN interviene decisivamente en la formación de los linfocitos B y T, los llamados glóbulos blancos del sistema inmunitario. Si una persona no forma suficientes glóbulos blancos, se produce una inmunodeficiencia.

Además de la formación de glóbulos blancos, el ADN también tiene la capacidad de reconocer y reparar los llamados mutantes, es decir, errores en el ADN. La proteína espiga prácticamente inutiliza este sistema de reparación del ADN. Como resultado, los mutantes no pueden, en caso necesario, ser reconocidos ni reparados. Sin embargo, la formación de mutantes conduce a una mayor formación de tumores o al desarrollo de enfermedades genéticas.

Aquí tienes el enlace al estudio: virus-13-02056-v2-1